(selección y prólogo de Javier Cófreces)
La luz contra el centeno,
apretada y silenciosa,
la luz de los pobres.
Alguien canta
y no está lejos,
el camino
no es medida
ni el centeno coronado.
La pobreza
tiene un
centímetro infinito
de “Floresta poemas” 1979
XXX
En una mordedura
de la tierra
iremos a parar
alguna vez,
cada cual
con sus mil novecientos
y pico.
Una mordedura
que cierre diferente
a como cierra una herida.
De “Almagrosa” 1981
Amelia
A mi madre, experta en
belleza.
No haber nacido doctor como nacían en tu razón los hijos,
haber preferido el río a tu debido campo de alazanes y
mantas,
oír mejor el crujido de los muelles que la madera hablada
del
violín.
Tu pequeño estado de la gracia ha derivado en las locas
amadas, ¡oh, madre!
Ahora que estás en el frío reinado de las momias, necesito
entrar por un vendaje a un filo de tu amada cabeza y pedir
otra vez que digas a los carros que he nacido, que sepa la
luna
de los campos de Tres Lomas que mido un metro sesenta y
cuatro y que llevo las cejas de quien te amó.
¡Oh, madre!, ¿te acuerdas de mí? Soy el de barba.
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