La piedra de Tandil



Como la piedra de Tandil se va moviendo el corazón, como la piedra de Tandil.
Cuando no quede qué mirar habrá que irse hasta Tandil, a ver caer un corazón.
Alguna vez de cuando en cuando uno confía en el aroma.
En un retoño de laurel, tu voz se va moviendo con el viento,
lo más terrible no es morir de tí, sino perderte al mediodía.
Como la piedra de Tandil el alma quiere resbalar, como la piedra de Tandil.
Cuando no quede qué escuchar, con un tambor sobre las hojas te voy a armar el corazón.
La vida nunca fue una orden entrando al reino de tus ojos;
lo más terrible no es morir de tí, sino perderte al mediodía,
como esa piedra que al caer dejó que todo vuelva al primer día.



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